Esta mañana, leía a mi buena amiga Ángels cuestionarse si, de verdad, existen hombres feministas más allá del feis, porque, en la calle y en el curro, pues, como que no. En ese aspecto, yo puedo decir que conozco, personalmente, a algunos -aunque no muchos, claro- pero, desde luego, no están ni en mi trabajo ni en mi vecindario.
Sin embargo, confieso que la duda de mi amiga me ha hecho reflexionar sobre los lugares en los que se encuentran las personas realmente interesantes para mí.
No sé si se debe a mi timidez patológica o a mi marcianitis total el hecho de que, siempre, me ha costado conectar con las personas que me rodean habitualmente. No sé si es porque soy demasiado exigente, o porque soy más rara que un perro verde, pero no me resulta fácil encontrar, en mi entorno inmediato, a personas que piensen como yo o que, al menos, me resulten intelectualmente atractivas.
Me resulta frustrante tratar a diario con personas que sólo hablan de programas basura, que están constantemente poniendo a caldo a la población inmigrante, que siempre se quejan de todo pero no hacen ni dejan hacer nada, que me miran con cara rara si nombro a Paul Auster o a Carlos Marzal, que, cuando les digo que me voy de vacaciones a la India, me miran condescendientemente mientras me dicen "¿estás segura? ¿no sabes lo que hay ahí?" o que cuando se enteran de que he superado un cáncer de mama me sueltan un "huy, yo no habría podido llevarlo como lo has llevado tú". Y sí, vale, afortunadamente, tengo buenas amistades que no hacen nada de eso pero no están en mi entorno habitual y, por eso, me ha costado tanto encontrarlas.
Por eso, cuando descubrí las ventajas que tiene Internet, siempre y cuando yo sea quien tiene el control y no al revés, me sorprendió agradablemente encontrarme, entre otra mucha gente, a personas interesantes, con grandes inquietudes y, sobre todo, con mucha sensibilidad y que comparten gran cantidad de lugares comunes conmigo. Conocí a personas devoradoras de libros como yo, a personas a quienes les apasiona escribir, como a mí, a personas que preguntan cuando no saben, como yo, a personas a quienes les encanta debatir, como a mí... Personas a quienes, tras conocerlas personalmente, me une una gran amistad, personas con quienes espero continuar nuestras cibercharlas frente a una taza de té o una cerveza. Aluciné al descubrir que podía existir una persona tan parecida a mí cuando conocí a la que ahora es mi pareja.
Sí, las personas interesantes existen pero, ¿por qué se esconden tanto? Ya se lo digo a mi princesa muchas veces: "¿dónde has estado todos estos años?"
Así que, Ángels, sigamos buscando. Seguro que hay muchos más hombres feministas de los que imaginamos.
Sin embargo, confieso que la duda de mi amiga me ha hecho reflexionar sobre los lugares en los que se encuentran las personas realmente interesantes para mí.
No sé si se debe a mi timidez patológica o a mi marcianitis total el hecho de que, siempre, me ha costado conectar con las personas que me rodean habitualmente. No sé si es porque soy demasiado exigente, o porque soy más rara que un perro verde, pero no me resulta fácil encontrar, en mi entorno inmediato, a personas que piensen como yo o que, al menos, me resulten intelectualmente atractivas.
Me resulta frustrante tratar a diario con personas que sólo hablan de programas basura, que están constantemente poniendo a caldo a la población inmigrante, que siempre se quejan de todo pero no hacen ni dejan hacer nada, que me miran con cara rara si nombro a Paul Auster o a Carlos Marzal, que, cuando les digo que me voy de vacaciones a la India, me miran condescendientemente mientras me dicen "¿estás segura? ¿no sabes lo que hay ahí?" o que cuando se enteran de que he superado un cáncer de mama me sueltan un "huy, yo no habría podido llevarlo como lo has llevado tú". Y sí, vale, afortunadamente, tengo buenas amistades que no hacen nada de eso pero no están en mi entorno habitual y, por eso, me ha costado tanto encontrarlas.
Por eso, cuando descubrí las ventajas que tiene Internet, siempre y cuando yo sea quien tiene el control y no al revés, me sorprendió agradablemente encontrarme, entre otra mucha gente, a personas interesantes, con grandes inquietudes y, sobre todo, con mucha sensibilidad y que comparten gran cantidad de lugares comunes conmigo. Conocí a personas devoradoras de libros como yo, a personas a quienes les apasiona escribir, como a mí, a personas que preguntan cuando no saben, como yo, a personas a quienes les encanta debatir, como a mí... Personas a quienes, tras conocerlas personalmente, me une una gran amistad, personas con quienes espero continuar nuestras cibercharlas frente a una taza de té o una cerveza. Aluciné al descubrir que podía existir una persona tan parecida a mí cuando conocí a la que ahora es mi pareja.
Sí, las personas interesantes existen pero, ¿por qué se esconden tanto? Ya se lo digo a mi princesa muchas veces: "¿dónde has estado todos estos años?"
Así que, Ángels, sigamos buscando. Seguro que hay muchos más hombres feministas de los que imaginamos.
6 comentarios:
Como dice mi madre, hay gente pa tó. Pero bueno, de todo se aprende y de todos también. Estoy segura de que debe haber hombres feministas en algún sitio.......pero seguro, eh?, seguro seguro que los hay........
hay hombres realmente increíbles. son nuestros compañeros de lucha. pero o están callados o son difíciles de encontrar. pero los hay. y yo los quiero.
Hay alguno, sí. Pero la caverna está muy revuelta y vuelve con fuerza el machismo (remozado); no hay que ver los debates que se montan por algunos blogs.
Hola:
Muchas gracias por dejar el enlace a este artículo en mi muro de FB. Como te digo allí, estoy me siento muy identificada con lo que dices. Y ya de paso también encantada de haber llegado hasta este blog. Me voy a dar una vuelta :-)
Saludos,
Lille Skvat
Sé bienvenida. Espero que lo disfrutes.
ohhhhhhhhh, sí que existen, y más cerca de lo que pensamos. doy fé!
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