lunes, 20 de enero de 2014

ESTÚPIDO HETEROCENTRISMO

No entiendo por qué siempre se pregunta a una actriz hetero, léase Vanessa Romero, Carolina Cerezuela o Mariel Hemingway, cómo se han sentido interpretando el personaje de una lesbiana. Nunca, que yo sepa, se ha preguntado a Eusebio Poncela, que no es hetero precisamente,  cómo se sintió interpretando a Pepe Carvalho.

jueves, 16 de enero de 2014

PARO, POBREZA, CORRUPCIÓN... ¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

El hecho de que el terrorismo vuelva a ser trending topic, que diría esta gente tan moderna, cuando han pasado casi cuatro años del último atentado de ETA y más de dos desde que la banda anunció el cese de sus actividades violentas, sólo significa que las preocupaciones de la ciudadanía son las que la clase política manda y ordena. ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que decidan sobre nuestras acciones, palabras, pensamientos, compras y preocupaciones?

martes, 14 de enero de 2014

DE TRISTEZAS PERTINACES

"Hay días en que no te sacas la pena ni a hostias"
(Felipe Zapico)

Hay días en que la tristeza se me incrusta como una espina en un dedo y no me la quito ni con pinzas, ni con martillo ni escoplo, ni con el más corrosivo de los ácidos. Por mucho que corra, siempre me alcanza; por más que me distraiga, siempre me ataca a traición en cuanto me tomo un respiro. Pero ya me tiene harta, esta vez se va a enterar. Voy a agarrarla fuerte del pelo y va a venir conmigo a todas partes, va a acompañarme a hacer recados, va a agotarse conmigo mientras atravieso la ciudad a pie, voy a llevarla a merendar, va a quedarse bien quieta mientras termino de poner la lavadora, corto las verduras para la paella o limpio el arenero del gato, va a emborracharse conmigo, voy a sacarla a bailar... a ver si así se cansa y se va.

lunes, 13 de enero de 2014

DE LOS VAIVENES DEL ÁNIMO, DE LO POCO QUE DURAN LOS MOMENTOS BRILLANTES

"Un pasado roto no es nada.
Al final te das cuenta de que nunca estuvo entero del todo."
(Manolo García)

De repente, un día te levantas saludando al desarraigo con la misma familiaridad que a alguien que nunca se ha marchado de tu lado. Entonces vuelven esas tardes en las que lloras abrazada a un muñeco de trapo, en las que echas a andar hasta agotarte, en las que apuntalas tu alma mientras recolocas con cuidado las piezas que se han movido de su sitio tras el seísmo.

Pero el dolor en el pecho te recuerda que, al menos, no has dejado de respirar.