"Ser solitario, piensa, es habitar más que nadie la memoria y el deseo y, en cambio, haber desaparecido hace tiempo de los recuerdos y las ganas de los demás; mucho más que la soledad física, lo que duele es ese estar ausente de todas las conciencias, no vivir en cerebro ajeno, saber que no aparece tu nombre escrito en ninguna agenda. Estar simplemente allí, y en ninguna parte más, merendando los boquerones con tomate que le sobraron ayer al bar de peor muerte, en esa hora en que se esfuman los últimos rastros de luz de la tarde, y nota cómo la fiebre empieza a subirle desde las rodillas y, atravesando un hígado acartonado y roto, se le agarra a la garganta y a los ojos, se asoma al mundo por él y en su lugar se agota"
(Carlos Castán, "Museo de la soledad")
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Si pudiéramos recordar en qué momento exacto dejamos de reivindicar ese lugar en las agendas de nuestros seres queridos, qué tiempo hacía el día que decidimos dejar de hacernos presentes en las vidas de las personas que tanto significaban para nosotras, qué estábamos cenando aquella noche en que cortamos el cordón que nos unía a nuestra red de apoyo, sabríamos qué hacer para no volver a sentir la soledad como algo impuesto desde fuera, seríamos conscientes del poder que tenemos para elegirnos queribles por el resto, podríamos sentir que seguimos perteneciendo al tiempo feliz que tanto añoramos.
4 comentarios:
Pero cuando la soledad se hace patente ya hemos perdido la memoria de cómo empezó a cortarse el vínculo que nos unía a aquella agenda. Nosotros, los solitarios, también vamos borrando de nuestra vida y de nuestra agenda, no sólo pertenecemos a mundo de los borrados.
Unos textos muy bueno, para reflexionar.
Besitos, Frantic
Claro que sí, Tesa. De vez en cuando, pasamos la agenda a limpio y es, al leer ciertos nombres, cuando pensamos que ya no tiene sentido que formen parte del nuevo listín, pero, la mayoría de las veces, no conseguimos recordar el momento exacto en que dejaron de significar algo para nosotras.
Gracias por tu visita.
Un abrazo.
El texto de Castán me ha encogido el corazón, quizás porque me reconozco así cada vez más. Tu texto posterior me ha hecho reflexionar, quizás porque tmbién me reconozco ahí.
Muy bueno guapa.
Pues que sepas que tú sigues en mi agenda. :)
Un abrazo.
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