Aprovechando mi estancia en Toledo, hoy he subido al centro con la intención de hacer unas fotografías y creo que esta es la primera vez en años que me ha hecho ilusión sentirme extraña en mi antigua ciudad.
Pasear con la compacta en la mano, fotografiar rincones y detalles como si los viese por primera vez y no encontrarme con nadie conocido me ha dado la impresión de estar descubriendo una ciudad desconocida para mí.
El colmo del "exotismo" ha sido sentarme en Zocodover al final de la ruta a comerme unos sandwiches de Rodilla que me acababa de comprar.
Eso sí, mis magdalenas proustianas siguen siendo las palmeras glaseadas de Santo Tomé. Lo primero que hice cuando llegué a la plaza fue comprarme una.
Pasear con la compacta en la mano, fotografiar rincones y detalles como si los viese por primera vez y no encontrarme con nadie conocido me ha dado la impresión de estar descubriendo una ciudad desconocida para mí.
El colmo del "exotismo" ha sido sentarme en Zocodover al final de la ruta a comerme unos sandwiches de Rodilla que me acababa de comprar.
Eso sí, mis magdalenas proustianas siguen siendo las palmeras glaseadas de Santo Tomé. Lo primero que hice cuando llegué a la plaza fue comprarme una.
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