domingo, 17 de julio de 2011

EL SABOR DE LAS MAÑANAS

Tengo ante mí una semana de vacaciones y, sin embargo, sigo despertándome a la misma hora de siempre pero lo más curioso de todo es que yo, que siempre he sido noctámbula impenitente, me he acabado acostumbrando a irme a dormir antes de las once de la noche ("dos que comparten colchón...") con lo cual a las cinco o las seis tengo ya los ojos como platos y, como no soporto estar dando vueltas en la cama, me levanto y me pongo a hacer algo, aunque sólo sea ponerme a leer o a recoger la casa.

No obstante, debo reconocer que tiene su parte positiva.

Hoy llevo despierta más de dos horas y ya me ha dado tiempo a desayunar, recoger la cocina, escribir algo, leer la prensa, cotillear en el feis y darme una ducha. Mientras tanto, mi padre y mi hermano siguen durmiendo a pierna suelta, mi madre está de canguro con mis sobrinas en casa de mi hermana, mi hija no llega a casa hasta las dos y tenemos ya marcada la comida de hoy, así que me espera una mañana que aprovecharé para darme un paseo antes de que haga más calor, leer un rato, escuchar música y, quizás, volver a escribir otro poco. No sé por qué, pero intuyo que esta semana será creativa.

Indudablemente, el sabor de las mañanas puede resultar adictivo e inspirador.

1 comentario:

Frantic St Anger dijo...

En ello estamos, querida. Aunque más lo voy a disfrutar cuando nos veamos en septiembre.

Un besote.