Hoy es un día tan bueno como otro cualquiera para volver a ocupar los espacios que tanto tiempo han permanecido abandonados.
Sentarme en un banco del parque a leer un libro, limpiar la mesa de la terraza para salir a desayunar o a cenar, volver a tomarme una Ámbar 1900 en Rogelios después de casi dos años sin hacerlo, poner las mantas en la bañera llena de agua y jabón y meter los pies para lavarlas, tirarme en el suelo fresco mientras leo o zarceo con el ordenador son pequeños ritos que me recuerdan que siempre quedan libres esos espacios queridos donde puedo volver a sentirme en mi elemento.
Sentarme en un banco del parque a leer un libro, limpiar la mesa de la terraza para salir a desayunar o a cenar, volver a tomarme una Ámbar 1900 en Rogelios después de casi dos años sin hacerlo, poner las mantas en la bañera llena de agua y jabón y meter los pies para lavarlas, tirarme en el suelo fresco mientras leo o zarceo con el ordenador son pequeños ritos que me recuerdan que siempre quedan libres esos espacios queridos donde puedo volver a sentirme en mi elemento.
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