viernes, 21 de mayo de 2010

DISOLUCIÓN

Mi admirada Susana Guzner diría que hay buenas noticias que cansan más que las malas y no tengo más remedio que darle la razón. Al final, tal y como me temía, toda la tensión acumulada durante estos últimos meses está saliendo a borbotones mientras se lleva la poca energía que me quedaba.

Sólo me apetece abrir la prensa para hacer el sudoku, me resulta imposible concentrarme en la lectura y las musas han debido huir despavoridas.


Ayer, tras preparar un bizcocho, aproveché que el horno aún estaba caliente para hacer una buena limpieza en él. Rocié esa espuma maloliente que siempre me hace toser, esperé unos minutos y estuve pasando la bayeta hasta que conseguí quitar todo. Quitar la grasa fue relativamente fácil, lo que más me costó fue conseguir que se fuesen todos los restos de espuma y el olor a quitagrasas y, aun con todo, tuve abierto el horno todo el día para que se airease.


Ésta es la metáfora perfecta para definir mi actual estado de ánimo. Estoy en plena fase de limpieza espiritual y, mientras no consiga terminar de disolver y enjuagar todos los restos de suciedad, no podré "cocinar" nada en mi interior. Pero pronto quitaré el cartel de "Cerrado por desinfección".

3 comentarios:

Victoria dijo...

Buena metáfora. Cuánta trascendencia se encuentra en las cosas cotidianas. Nada es gratuito. Me aplico el cuento y meto la cabeza en el horno. Un beso.

Frantic St Anger dijo...

Me parece muy bien pero acuérdate de cortar antes el gas. ;)

Victoria dijo...

Anda, es verdad.