martes, 20 de octubre de 2009

PROCESO DE DIGESTIÓN

Llevo cuatro horas en casa y ante mí se extienden todos los restos del viaje como si fuesen una naturaleza muerta que representa el cúmulo de emociones que tengo que digerir pausadamente durante estos días. No es fácil retomar la rutina diaria aunque se haya terminado echándola de menos el último día ni resulta sencillo decidir por dónde empezar a ir desgranando los recuerdos. No sé por dónde empezar, si por lavar la ropa sucia que traigo en la maleta, si por clasificar los pequeños regalos que he traido a la gente que quiero, si por cribar las más de mil fotos que he hecho -sin contar los descartes-, o por intentar escribir algo sobre este viaje.

Creo que necesito tiempo, no sólo para recuperarme el jet lag, sino también para digerir todo lo aprendido en este viaje y para asimilar que ya nada será igual que antes.

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