miércoles, 13 de abril de 2016

RECUERDOS DE SUPERVIVENCIA


Escuchaba aquella canción y, en pleno mes de agosto, me imaginaba bien liada en una manta y saboreando un reconfortante tazón de chocolate. Cuando crees morir de dolor, cuando piensas que ya no hay otra vida más allá del miedo y del maltrato, la mente tiene esos trucos para impostar un sentimiento de calidez y consuelo, para sobrevivir a la depresión y a la condición de muerte en vida.


Recuerdo que, años después y ya comenzada una nueva vida en otro lugar, encontré un sobre de chocolate instantáneo, sin duda el último olvidado de algún paquete comprado para alguna merienda de cumpleaños. No pude resistir la tentación de prepararlo junto con unos picatostes, coger el edredón de la cama, poner la canción en la minicadena y vivir de verdad aquella pequeña ilusión de antaño, con la seguridad de que nada malo podría pasarme ese día.

Hoy, he vuelto a escuchar esa canción y no he podido evitar las lágrimas al recordar esa sensación de niña asustada que busca consuelo en una manta y un tazón de chocolate pero, esta vez, sé que el sentimiento de calidez y seguridad ya no es impostado.


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