No debería sorprendernos en sí el hecho de que la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid haya decidido abrir un expediente sancionador a la organización del Orgullo LGTB 2010 por exceso de ruido. A fin de cuentas, dicho consistorio está gobernado por un partido que insiste en considerarnos ciudadanía de segunda y cualquier excusa puede resultar admisible si el fin es socavar cualquier demostración de visibilidad de un colectivo que le resulta incómodo.
No obstante, deberíamos sentir una gran indignación ante lo que, a mi modo de ver, supone un claro agravio comparativo con respecto a otras manifestaciones igualmente autorizadas por el ente público, lo cual demuestra una homofobia institucional ante la que no podemos guardar silencio.
Sin embargo, dicha indignación aumenta, en mi caso, cuando el grado de mercantilización que ha alcanzado en los últimos años este evento se hace patente en las declaraciones del coordinador de MADO (Madrid Orgullo) que obvian el verdadero motivo de esta discriminación.
No podemos permitir que el Orgullo sea tumbado por el poder gobernante sea cual sea la excusa que esgrima pero tampoco debemos olvidar su esencia reivindicativa más allá de la lúdico-festiva y, sobre todo, económica.
Como lesbiana, no me siento representada por alguien cuyo único argumento en favor del Orgullo y en contra del expediente sancionador se reduce a los beneficios económicos que trae consigo la celebración de dicho evento.
Como libertaria, me niego a que aquí también se me considere un mero elemento de producción en favor del capital.
No obstante, deberíamos sentir una gran indignación ante lo que, a mi modo de ver, supone un claro agravio comparativo con respecto a otras manifestaciones igualmente autorizadas por el ente público, lo cual demuestra una homofobia institucional ante la que no podemos guardar silencio.
Sin embargo, dicha indignación aumenta, en mi caso, cuando el grado de mercantilización que ha alcanzado en los últimos años este evento se hace patente en las declaraciones del coordinador de MADO (Madrid Orgullo) que obvian el verdadero motivo de esta discriminación.
No podemos permitir que el Orgullo sea tumbado por el poder gobernante sea cual sea la excusa que esgrima pero tampoco debemos olvidar su esencia reivindicativa más allá de la lúdico-festiva y, sobre todo, económica.
Como lesbiana, no me siento representada por alguien cuyo único argumento en favor del Orgullo y en contra del expediente sancionador se reduce a los beneficios económicos que trae consigo la celebración de dicho evento.
Como libertaria, me niego a que aquí también se me considere un mero elemento de producción en favor del capital.
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