miércoles, 1 de agosto de 2012

NADA MÁS HERMOSO QUE EL SILENCIO

Sé que llevo demasiado tiempo sin escribir por aquí pero me resulta absurdo llenar páginas por miedo al vacío cuando, en realidad, soy incapaz de encontrar nada más hermoso que el silencio. Apenas abro mi cajón de palabras por miedo a que el polvo acumulado sobre ellas me haga estornudar -maldita alergia-  y no me decido a sacar mis experimentos de la cámara de criogenización no sea que se estropeen por exponerlos demasiado tiempo a la luz y a este calor infame que aplana cualquier ánimo y licúa las ideas.

¿Qué puedo contaros cuando mi vida ha llegado a tal punto de previsibilidad que todo se reduciría a un bucle de rutinas programadas? ¿Qué novedad hay en hablaros de mi impotencia ante esa realidad cotidiana que los medios nos muestran?

Es hora de ponerse la mascarilla antiácaros para desempolvar las palabras, forzar conversaciones inteligentes en un entorno que sólo acostumbra a hablar del tiempo, dar un aclarado a las redomas y los tubos de ensayo, vivir una vida digna de ser contada...

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