Me emocionaría hasta las lágrimas con toda esa ciudadanía tan de bien -¿dónde se había escondido hasta ahora?- y tan defensora del estado de derecho que dicen que tenemos, si pudiera entender por qué ahora se empeñan en seguir un ejemplo tan malo como el de un gordo barbudo con palestino, que roba supermercados y atropella a cajeras, y no el de unas tiernas y adorables monjitas, que, durante diez años, han estado retirando bienes del Banco de Alimentos con el pretexto de que estaban destinados a un comedor social cuando, en realidad, eran para abastecer una residencia de estudiantes a cuyas usuarias cobran 600 euros mensuales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario