BANDAS SONORAS

¿Recordáis aquellos tiempos en los que no existían ni los pendrive, ni los Ipod ni los MP4, en los que grabábamos música de la radio o de otros discos y en los que, para escuchar dos o tres canciones que nos gustaban, teníamos que comprarnos el disco entero?

Yo aún conservo todos los vinilos y musicassettes que me compré de joven y muchas de las cintas que grabé, y hoy me ha dado por hacer limpieza en el cajón donde guardo estas últimas, así que he aprovechado para escuchar algunas que ni siquiera recordaba que tenía.

Es curiosa la manera tan particular que tiene la música de transportarnos a espacios temporales lejanos, de hacernos recordar con pelos y señales los días en que escuchábamos esas canciones y de traernos al presente a esas personas cuyo recuerdo estaba ligado a los temas que tanto nos emocionaban.

En unas horas he revivido los viernes en Máscara cuando la promoción de Derecho de mi amiga Alicia organizaba fiestas para financiar su paso del Ecuador, aquella novela que quedó sin escribir hace diecisiete años, mis días de instituto, mis amigos, mi primer trabajo, el año en que me fui de casa de mis padres...

Es mi máquina del tiempo, la banda sonora de mi vida.

UN NUEVO RETO DE LO MÁS PROSAICO

Dejar de fumar tiene ciertas ventajas como una mejor salud y, sobre todo, un ahorro económico nada desdeñable; de hecho, me dedico a ir guardando en la hucha todo lo que tendría que gastarme en tabaco y es una sensación muy estimulante el poder pagarme una cena o una noche de hotel con lo que voy ahorrando.

Pero si ha habido un aspecto negativo, éste ha sido sin duda los veinte kilos que me he echado encima y de los que he decidido deshacerme después de notar que mis huesos se resienten cada vez más y que me ahogo ante el menor esfuerzo.

Perder peso, sin embargo, implica un gran trabajo físico y mental que muchos medios se empeñan en ahorrarnos a cambio de un importante desembolso económico y, sinceramente, a mí me parece obsceno pagar por perder unos kilos adquiridos gracias a una alimentación copiosa y una vida sedentaria, mientras una parte de la humanidad se muere literalmente de hambre.

Así que aquí estoy: planificando mis menús, organizando mis jornadas diarias para mantenerme ocupada y no pensar en la comida, psicoanalizando mis ataques de hambre y haciendo ingentes esfuerzos para moverme un poco más mientras intento recrearme en la imagen de una persona que, con veinte kilos menos, se siente más ágil y dinámica.

Dicen que compartir un reto hace que el proceso sea más llevadero así que, si alguien más se ha puesto como propósito el perder peso y le apetece "picarse" conmigo, será un placer aceptar el desafío.

¿Os atrevéis?

ES SÓLO UN DÍA CUALQUIERA

Lo único que hace diferente a este día de otros es que estoy de vacaciones, tal y como podría estarlo cualquier otro día del año. Pero, fuera de aquí, todo sigue igual.

Ningún cambio depende de una fecha concreta. Arrancar una hoja del calendario no nos hace más ric@s, ni más guap@s ni más sabi@s.

Es sólo un día más entre los muchos en los que nos tendremos que seguir trabajando, de manera cada vez más ardua, el mantenimiento de nuestros respectivos espacios. Nada se limpia solo.