martes, 17 de abril de 2012

¿ESPAÑOLA YO? ¿DE QUÉ?


Cada vez me provoca más la idea de ser apátrida porque no dejo de encontrar motivos para avergonzarme de este patrioterismo rancio y casposo, que sólo sale a relucir en asuntos que a la mayoría ni nos van ni nos vienen.

Ojalá esa patriotería defendiese la sanidad pública con el mismo ahínco con que defiende los derechos de Repsol sobre YPF, se echase a las calles para protestar por los recortes en educación pública con el mismo fervor con que lo hace para celebrar que "La Roja" ha ganado el mundial de fútbol, o montase la misma bulla ante las continuas bajadas de pantalones del gobierno ante Merkel y Sarkozy que cuando un semanario francés hace burla de cualquier deportista de aquí.


Decididamente, no es ésta una conciudadanía con la que me pueda identificar ni un país del que me sienta orgullosa cuando ya hasta ese rey, que dice ser nuestro máximo representante, se ha convertido en un bufón perpetuo para todo el mundo.

jueves, 12 de abril de 2012

SIN FUTURO, SIN NADA QUE PERDER, SIN MIEDO

"Aún queda un sitio si me quieres acompañar."
(Barricada)
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Esta no es la primera crisis que vivo. Ya en casa de mis padres tuvimos que sortear diversas malas rachas que acabaron resolviéndose con mucho esfuerzo y sacrificio.

Quizás es por eso por lo que, sabiendo que nunca iba a poder dedicarme a lo que realmente me gustaba -la investigación científica- opté por prepararme unas oposiciones para lograr, al menos, una cierta estabilidad laboral y económica que, pese a no haberme impedido atravesar otras tormentas monetarias por motivos que no vienen al caso, me diera la oportunidad de disfrutar de una vida tranquila y poder hacer planes para un futuro al menos a medio plazo.

Tal vez por eso también acabé aprendiendo a vivir con pocas cargas materiales y a no gastar lo que no tengo, por lo que la crisis actual no me afectó lo más mínimo... hasta el momento en que el gobierno anterior decidió bajarnos el sueldo a quienes trabajamos en la administración pública y establecer medidas que pusieran en bandeja al actual ejecutivo la posibilidad de abolir de un golpe los derechos que tantos años nos ha costado conseguir a toda la ciudadanía.

Ahora tenemos una legislación en materia de empleo que permite , entre otros muchos despropósitos, que laborales como yo podamos irnos a la calle en cualquier momento, un paquete de recortes y medidas que han hecho añicos los sueños de muchas personas y han mermado hasta niveles alarmantes la calidad de vida de muchas otras, y reformas encaminadas a restringir cada vez más nuestros derechos sociales, económicos, culturales, civiles y políticos.

Pero precisamente por eso, porque sé que están robando mi futuro y el de mis hij@s siento que ya no tengo nada que perder salvo el miedo a salir a luchar a cara de perro. ¿Quién necesita el miedo en estas circunstancias?