Siento que me he quitado años de encima ahora que, mientras escribo, veo el bolsón vacío de patatas fritas y la lata arrugada de cerveza que son los restos de mi cena de hoy. Y sé que esto no es lo que se espera de una señora de cuarenta y cuatro años, madre de dos hijos mayores de edad y que ocupa un puesto de responsabilidad en su centro de trabajo.
Pero si siempre me ha importado una higa lo que la gente esperase de mí, ahora es cuando me la repanfinfla de verdad. Me da igual que la gente se me quede mirando cuando sigo el ritmo del reggaeton -pese a lo mucho que lo odio- por la calle; no tengo ningún problema en entrar al despacho de la jefa de personal cantando "La lista de la compra" -pese a que no soporto a María Jiménez-; no me crea ningún cargo de conciencia gastarme más de doce euros en chuches y que eso haya sido mi comida y mi cena de hoy y menos aún me preocupa el ir por la vida con la misma sonrisa que si estuviera mirando un escaparate lleno de pasteles.
Sigo sintiendo que me he quitado años de encima cuando espero con ilusión que den las nueve para conectarme al messenger para chatear con mi princesa, cuando noto que se me seca la boca cuando voy a marcar su número de teléfono, cuando sé que me van a volver a temblar las rodillas cuando acuda a nuestra próxima cita, cuando siento que nada es complicado cuando pienso en ella.
Siento que me he quitado años de encima cuando pese a mis arrugas, mis manchas del sol y mis kilos de más, me veo en sus ojos y en mi espejo más guapa que nunca.
Siento que me he quitado años de encima cuando siento la misma ilusión de adolescente y las mismas ganas de entonces de hacer que la vida sea una ocasión especial todos los días.
Quizás, en el fondo, el amor sea la mejor crema antiarrugas.
Pero si siempre me ha importado una higa lo que la gente esperase de mí, ahora es cuando me la repanfinfla de verdad. Me da igual que la gente se me quede mirando cuando sigo el ritmo del reggaeton -pese a lo mucho que lo odio- por la calle; no tengo ningún problema en entrar al despacho de la jefa de personal cantando "La lista de la compra" -pese a que no soporto a María Jiménez-; no me crea ningún cargo de conciencia gastarme más de doce euros en chuches y que eso haya sido mi comida y mi cena de hoy y menos aún me preocupa el ir por la vida con la misma sonrisa que si estuviera mirando un escaparate lleno de pasteles.
Sigo sintiendo que me he quitado años de encima cuando espero con ilusión que den las nueve para conectarme al messenger para chatear con mi princesa, cuando noto que se me seca la boca cuando voy a marcar su número de teléfono, cuando sé que me van a volver a temblar las rodillas cuando acuda a nuestra próxima cita, cuando siento que nada es complicado cuando pienso en ella.
Siento que me he quitado años de encima cuando pese a mis arrugas, mis manchas del sol y mis kilos de más, me veo en sus ojos y en mi espejo más guapa que nunca.
Siento que me he quitado años de encima cuando siento la misma ilusión de adolescente y las mismas ganas de entonces de hacer que la vida sea una ocasión especial todos los días.
Quizás, en el fondo, el amor sea la mejor crema antiarrugas.
4 comentarios:
:)
pero vamos, que tú estás estupenda de todos modos. de hecho iba a decirte que cambiaras la foto. no te hace justicia. seguro que tienes muchas otras en las que sales todo lo guapa que tú eres.
me alegro tanto por ti.
besos.
¿A que sí? ¿A que está estupenda de todos modos? Si vieras cómo está la puñetera en dos fotitos que se hizo anoche con una simple webcam...
Pero vamos, que te lo cuento a ti ahora que no nos lee, aunque no te conozca de nada, porque a ella ya se lo estoy diciendo demasiado últimamente, y al final se me va a poner insoportable ;)
Anda que... ¡vaya dos! Al final, me vais a sacar los colores... :D
Como te quites más años vas a tener que ponerte a nacer otra vez, guapetonísima (y encima guapa reversible)
Publicar un comentario