Mientras intento poner un poco de orden sobre la mesa de mi despacho, dejo que Manolo García, desde el ordenador, me invite a viajar con esas canciones que huelen a sur. Ordeno mis papeles y despacho asuntos pendientes con el mismo cuidado con el que prepararía mi maleta ante la inminencia de un próximo viaje y prefiero pensar que a las diez y media, en vez de en una tediosa reunión con mi jefe, estaré en el andén de la estación, con un libro en la mano, esperando ese tren que me llevará a un destino alejado de aquí, donde me impregne de una luz diferente, de unos aromas nuevos y de unos sonidos inauditos hasta entonces.
Hoy es un día de esos que invitan a viajar, cualquiera que sea el medio que se utilice, y la mente, a veces, es el vehículo más rápido y ecológico.
Hoy es un día de esos que invitan a viajar, cualquiera que sea el medio que se utilice, y la mente, a veces, es el vehículo más rápido y ecológico.