Cada cierto tiempo surgen esos momentos de introspección que, sin ningún motivo especial, vuelven una y otra vez a la memoria como si fuesen una llamada a revista de todo lo que ha sido la vida desde el "examen" anterior. Indefectiblemente, con cada reválida me queda la amarga impresión de que me siguen quedando asignaturas pendientes y que poco de lo que esperaba se ha materializado.
No soy persona de fe y, por lo tanto, no me queda el consuelo que tienen las personas creyentes de que el destino está escrito y de que todo sucede por algo cuando miro hacia atrás y veo que tampoco voy a aprobar este nuevo curso. Al final, sólo me queda recrearme en los buenos recuerdos, en rescatar todo aquello que hacía de la vida algo especial y recoger todos los pedazos para reconstruir el armazón de unos nuevos sueños.
Nos vemos en la próxima convocatoria.
Nos vemos en la próxima convocatoria.