Hace un rato, estaba leyendo el delicioso artículo que Fernando Rivarés ha dedicado a l@s huelguistas del sector de limpiezas hospitalarias en Zaragoza cuando, al terminar, me fijado en un titular que, literalmente, dice "España da una pobre imagen ante la débil Haití".
Puesto que una aún peca de ingenuidad en más ocasiones de las que le gustaría, he pinchado el enlace con toda mi ilusión pensando en que, al menos, alguien se acordaba de la población haitiana y que esa pobre imagen de España se debía a la falta de colaboración con el país antillano, cuyos problemas socioeconómicos no se reducen a haber sufrido un terremoto. Pues bien, mi desazón ha sido instantánea nada más leer que esa pobre imagen, que nuestra marca España no se quita ni con agua caliente, es debida a que, en un partido amistoso con la selección de fútbol de Haití, nuestra Roja -sí, esa que ha ganado sendos campeonatos internacionales de fútbol y cuyos jugadores han recibido sus correspondientes primas en terceros países para no tributar en España- ha ganado por un ajustado 2-1.
No, no voy a criticar que, pese a su extrema pobreza, Haití tenga una selección de fútbol -quién sabe, quizás esto ayude a salir a los jugadores de su paupérrima situación tal y como en Brasil ocurrió con, por ejemplo, Rivaldo o Senna- pero sí me voy a permitir avergonzarme, una vez más, de las prioridades que tiene este maldito país.
Pobre imagen es que sea noticia un resultado ajustado en un partido amistoso de fútbol.