La música nos ama, por eso, cuando menos lo esperamos, siempre acaba apareciendo un músico callejero, un guitarrista, una cantante de ópera, una terraza con un pianista o una actuación de un grupo hasta entonces desconocido para nosotras, y nos recuerda que aún nos quedan muchas emociones por compartir.
lunes, 30 de agosto de 2010
LA MÚSICA NOS AMA
Fotógrafa: Frantic (Madrid, agosto 2010)
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Comeduras de tarro y cuelgues varios
domingo, 22 de agosto de 2010
AÑORANZA
Hacía muchísimo calor, las playas estaban abarrotadas, había un lotero que quería comprarle coquinas a su mujer, un guitarrista callejero que tocaba "Nothing else matters" y "Always somewhere", un mercadillo medieval en el Pópulo, un camarero loco que abría una manguera ante todo el que pasaba por su calle y una amiga con copas encima que se hacía un lío al decir mi nombre. Servían un delicioso ajo blanco con melón, las cervezas heladas caían una tras otra a través de nuestras gargantas, hubo caídas y mareos por el calor y, por tener, hasta tuvimos lágrimas de despedida al día siguiente. Pero el recuerdo más hermoso que conservo es la ilusión que sentimos y el amor que nos teníamos.
Un año después, la evocación de ese domingo en Cádiz me sigue emocionando hasta las lágrimas.
Un año después, la evocación de ese domingo en Cádiz me sigue emocionando hasta las lágrimas.
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jueves, 19 de agosto de 2010
TIEMPO DE SILENCIO
Hace tiempo que no encuentro palabras que llenen folios durante mis noches insomnes. Me cuesta expresar sentimientos, hacer ficción de mis fantasmas internos, hilar cuatro versos para tejer un poema...
Tal vez las palabras se hayan vuelto tímidas de repente y teman sentirse feas ante la belleza del silencio, o quizás se hayan vuelto prudentes y prefieran quedarse calladas para no herir a las personas que importan. También es posible que estén enfermas y necesiten reponerse de tanto ruido, o que se hayan vuelto sabias y prefieran esperar a que los sentimientos se aclaren antes de darles su voz.
Tal vez las palabras se hayan vuelto tímidas de repente y teman sentirse feas ante la belleza del silencio, o quizás se hayan vuelto prudentes y prefieran quedarse calladas para no herir a las personas que importan. También es posible que estén enfermas y necesiten reponerse de tanto ruido, o que se hayan vuelto sabias y prefieran esperar a que los sentimientos se aclaren antes de darles su voz.
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