Hoy, que había oferta en el súper de este tipo de bollos, mi memoria de niña se ha ido hasta aquellos domingos en Fuenlabrada, cuando mi padre me daba dinero y me mandaba a aquella pastelería, de camino a la plaza de España, a comprar bucaneros, tigretones y panterasrosas para que merendáramos en casa. Entonces era toda una fiesta porque esos días eran los únicos en que nos podíamos permitir ese capricho.
Ahora podría comerlos siempre que quisiera pero no sé si es porque ya no me resultan tan especiales por eso, porque quizás ahora tengan más guarrerías de las que llevaban entonces o, simplemente, porque la percepción gustativa cambia con los años, ya no me saben igual que entonces pero el recuerdo de aquellas tardes sigue igual de nutritivo para mi espíritu.
1 comentario:
Al lado de mi instituto, había una tienda Bimbo, donde se vendían los productos que iban a caducar al día siguiente de todas las tiendas de Jerez. Aquello era un hervidero, anda que no he comido pastelitos. Y mira que estaban buenos. Sanos, entonces ni me lo planteaba. Ahora, tampoco me lo planteo, aunque viendo las fotos me han entrado ganas!!!
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