Utilizar por primera vez y fuera de contexto la palabra "cáncer" para referirse a un elemento nocivo a una situación o circunstancia pudo ser, en su momento, un hábil recurso estilístico pero cuando ya se utiliza sistemáticamente como tal definición resulta reiterativo e incoherente. ¿Será ese el motivo por el que, cuando procede aplicar el término sensu stricto, se sustituye sin embargo por ese absurdo y manido eufemismo de "una larga enfermedad"?
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