Desde primeros de 2015 llevábamos escuchando cómo se repetía, cual mantra yóguico, "hay que echar al PP", lo cual justificó pactos, componendas y demás hilvanados que, con el pomposo nombre de "confluencia" no fueron sino una forma de evitar el clásico gazpacho de siglas de toda coalición al uso o una simple marca blanca de cualquier otro partido.
Llegaron las elecciones generales con el mismo mantra e idéntico eufemismo que, ya en muchos casos, se había convertido en sinónimo de fagocitación pero el experimento les salió a medias y tras el 20-D se vieron obligados a nuevos pactos, componendas e hilvanados para conseguir que aquel mantra tantas veces recitado se volviera un hecho tangible.
Resumiendo: después de tres meses haciendo el parras, en los que habéis tenido a huevo echar al PP, en los que no habéis sido capaces de poneros de acuerdo por un "ponme este ministerio aquí, Macorina, ponme esta ley allí" y ahora que nos habéis metido en nuevas elecciones ¿tenéis el morro de decirnos que tenemos que ir todos juntitos la la la porque... ¡premio! hay que echar al PP?
Idos a la mierda, hombre.
Llegaron las elecciones generales con el mismo mantra e idéntico eufemismo que, ya en muchos casos, se había convertido en sinónimo de fagocitación pero el experimento les salió a medias y tras el 20-D se vieron obligados a nuevos pactos, componendas e hilvanados para conseguir que aquel mantra tantas veces recitado se volviera un hecho tangible.
Resumiendo: después de tres meses haciendo el parras, en los que habéis tenido a huevo echar al PP, en los que no habéis sido capaces de poneros de acuerdo por un "ponme este ministerio aquí, Macorina, ponme esta ley allí" y ahora que nos habéis metido en nuevas elecciones ¿tenéis el morro de decirnos que tenemos que ir todos juntitos la la la porque... ¡premio! hay que echar al PP?
Idos a la mierda, hombre.
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