No logro entender por qué los casos de acoso sexual, violación o asesinato machista se conocen mediáticamente con el nombre de las víctimas -léase caso Nevenka, caso Nagore Laffage o el más reciente caso Zaida- cuando a quien debería avergonzarse públicamente es a sus respectivos victimarios.
Por lo que a mí respecta, estos casos siempre serán conocidos como caso Ismael Álvarez, caso Diego Yllanes y caso Lezcano-Mújica.
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