"Si nos oponemos al matrimonio entre personas del mismo sexo, no podemos usar argumentos confesionales. Existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada."
(Jorge Fernández, capullo* de Interior)
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Supongo que esperáis que a esto responda algo así como que no hay nada menos natural que el matrimonio como institución legal civil, que debería decir lo mismo de los matrimonios heterosexuales que no tienen hijos tanto por decisión propia como por incapacidad, que las personas LGTB también tenemos hij@s, que bla bla bla...
Pues siento defraudar vuestras expectativas pero resulta que estoy tan harta de que nos tengamos que justificar ante quien no se lo merece, que lo único que podría decirle a individuos como éste es que si las personas LGTB no les gustamos, que se fastidien. Puestos a hablar de manías personales, igual yo les gano por goleada: no me gustan l@s pij@s, ni las marujas, ni las rubias platino hipersiliconadas, ni la gente que sólo se queja en la barra del bar, ni quienes no hacen ni dejan hacer, ni l@s hipócritas, ni las personas irresponsables e incapaces de llegar a los sitios a la hora, ni quienes escriben textos plagados de faltas de ortografía, ni la gente fanática ni la meapilas, ni los machirulos, ni el Real Madrid, ... pero no por eso las considero ciudadanía de segunda ni les niego derechos civiles; simplemente voy a mi bola y si hay algo que nos puede unir, procuro centrarme en ello; en caso contrario, me mezclo con ell@s lo menos posible.
Así que, a este especimen, yo le sugeriría que hiciera lo mismo, que pasara de nosotr@s al menos la mitad de lo que la ciudadanía, tanto gai como hetero, pasamos de él cuando nos echamos a la calle a pesar de que nos azuce a sus perros vestidos de azul.
Así que, a este especimen, yo le sugeriría que hiciera lo mismo, que pasara de nosotr@s al menos la mitad de lo que la ciudadanía, tanto gai como hetero, pasamos de él cuando nos echamos a la calle a pesar de que nos azuce a sus perros vestidos de azul.
(*)No estoy de acuerdo con que a estas personas se les llame "ministros".
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