"Lo que yo digo es que cualquier contestación al capitalismo tiene que incorporar estos cuatro rasgos. Decrecentista, porque si no es consciente del problema central de los límites medioambientales y de recuersos, me temo que estará moviendo, sin quererlo, el mismo carro que mueve el capitalismo. Autogestionario, porque si nos empeñamos en poner en manos de otros las principales capacidades de decisión, estaremos renunciando a decidir sobre nuestra vida cotidiana y nuestro entorno más inmediato. Antipatriarcal, porque vivimos en sociedades muy marcadas por la marginación material y simbólica de las mujeres. Si olvidamos esto, corremos el riesgo de marginar poderosamente a la mitad de la población mundial. Por último, internacionalista, porque vivimos en un planeta con un reparto desigual de la riqueza y no parecería muy razonable que edificásemos una sociedad maravillosa en el Norte opulento a costa de preservar atávicas relaciones de exclusión y de explotación con los países del Sur. Este es el sentido fundamental de elegir estas etiquetas para nuestra apuesta."
(Carlos Taibo, escritor y profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid)
Es evidente que todo el mundo estamos buscando la salida a esta crisis y cada vez encuentro en mi vida diaria menos gente convencida de que esto sea posible. Siempre he pensado que toda crisis, por duras que sean sus consecuencias, puede subvertirse si la consideramos también como una oportunidad de cambio y en la que se ponga a prueba nuestra creatividad y nuestra capacidad de resiliencia; sin embargo, me doy cuenta de que una de las razones de este desánimo es la pretensión de que todo vuelva a ser como en el año 2005 y es que, decir a la gente que la solución comienza por abandonar esa idea y ver sus caras espantadas, es todo uno.
Hablar de decrecimiento no significa necesariamente tener que volver a los bosques, tampoco sería negativo si alguien decidiera hacerlo, sino de repensar cuánto de necesidad real tienen nuestros hábitos cotidianos y tejer una trama social diferente a aquella en la que estamos inmers@s.
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